Mientras vamos a toda velocidad por nuestras ajetreadas vidas. Solemos pasar completamente por alto los pequeños detalles que nutren nuestro cuerpo y mente.
A diferencia de los grandes acontecimientos y logros que nos permiten alardear, son los pequeños detalles los que pueden aportarnos una felicidad auténtica y duradera. No estoy hablando de esa fiebre fugaz de placer, sino de una sensación de bienestar que nos sustenta en los buenos y en los malos momentos.